miércoles, 4 de marzo de 2009

LAS HADAS Y UN PRÍNCIPE EN EL BOSQUE



Escrito por Pilar Payer Volver
Mientras las hadas jugaban y cantaban con las flores de colores, llegó un príncipe a itar el bosque.
Era el príncipe más lindo que las hadas habían visto, caminaba despacio, miraba todo y sonreía siempre. Ellas se quedaron calladas y se pusieron a mirarlo. Era muy lindo, tenía los ojos marrones muy dulces, las pestañas largas y la sonrisa más hermosa, el pelo un poquito largo y las manos parecían suaves.
Se sentó a descansar debajo de un árbol y cerró los ojos como tratando de recordar algo. Las hadas no se animaban a molestarlo y hablaban muy bajito entre ellas, pero una, la más chiquita, la más saltarina quería estar cerquita para mirarlo. Lo miro y pensó que nunca se alejaría de el, porque le descubrió el corazón que era lo mas bello de ese príncipe.
Él comenzó a cantar bajito y las hadas corrieron a esconderse atrás de las flores, menos la chiquita que no podía creer lo que escuchaba, su voz que era más bonita que el canto de los pájaros. Ella sintió ganas de saltar, cantar y sintió que crecía de golpe.
Así decidió que lo iba a acompañar siempre. Se despidió de todas las hadas y del bosque. Muchas se enojaron y otras se pusieron tristes, pero ella les explicó que ese príncipe la necesitaba y que nunca lo iba a dejar solo. Él cuando la escuchó por primera vez le hizo una hermosa sonrisa, una sonrisa muy dulce y tierna y la invitó a caminar con el. Él cantaba y ella lo escuchaba y se sentía feliz de estar a su lado. Él no tenía caballo ni princesas que rescatar, solo deseaba cantar y nunca dejar de soñar.
Hablaron mucho un día porque se tenían que poner de acuerdo, o él tenia que tener alas o ella tendría que dejar de volar, entonces se durmieron y soñaron un hermoso sueño: ella siempre volaba porque así llegaba a lugares lejanos y él caminaba siempre porque eso lo hacia grande y valiente, por lugares llenos de flores y canciones, y así cuando se despertaron se miraron como lo hacían siempre y se abrazaron como lo hacían siempre, y con una hermosa sonrisa él comenzó a caminar y cantar y ella no paraba de volar a su lado por el camino que los llevaba a un gran sueño de amistad…
Cuando quiero estar con vos, Jorge, no importa donde esté y donde estás vos. Lo más importante es que puedo estar junto a vos SOÑANDO QUE PUEDO VOLAR
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